Entrevista en la UOC sobre Where is Shakespeare?

esta entrevista se publicó originalmente en el espacio de noticias de la UOC




Entrevista a Juan Miguel Lorite, estudiante del máster SIC: «El texto red es el texto que demanda la sociedad que emerge del paradigma informacional»

28 de abril de 2014
Juan Miguel Lorite, estudiante del máster universitario de Sociedad de la información y del conocimiento y diseñador editorial, es la persona tras Where is Shakespeare?. En esta entrevista nos cuenta de qué trata este proyecto, qué es el texto red y cómo internet está cambiando la cultura literaria.

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Por Joan Pla (foto: Elías Martínez)
¿Podrías explicar brevemente qué es Where is Shakespeare?
La manera más concisa de explicarlo sería decir que Where is Shakespeare? es un viaje hipertextual a través de la red en busca de la vida, obra y misterio de William Shakespeare.
¿Y más extensamente?
De manera más rigurosa, se trata de un modelo de presentación de contenidos que tiene como objetivo facilitar la adquisición de conocimiento y poner a prueba las competencias digitales del lector (o usuario, navegante, jugador…). En este caso, la excusa es un contenido cultural, pero podría ser cualquier otro ya que lo importante de la propuesta es la forma en que se transmite conocimiento: mediante la creación de itinerarios en la red y animado por la superación de retos. Lo hace, además, sin añadir una sola página propia, aprovechando plataformas conocidas y otras no tan conocidas para insertar contenido hipertextual, así como tomando la identidad de perfiles ficticios con los que el internauta interactúa para seguir la trama.
Me parece interesante también señalar que en el sustrato conceptual de Where is Shakespeare? se encuentra el intento de, por un lado, responder a la necesidad de trabajar con un texto entendido ya íntegramente como texto red; por otro, el de explorar territorios narrativos híbridos que vengan a situarse entre el relato y el videojuego; y, por último, el de demostrar que la adquisición de conocimiento resulta más duradera, intensa y divertida si se produce en el marco de un viaje –mejor si es a la deriva– y acompañado del juego.
¿Cómo defines el texto red?
Texto red es la mutación del texto que hemos venido usando hasta hace poco, el texto que demanda la sociedad que emerge del paradigma informacional, la de la información y el conocimiento, y que entiendo como articulado hipertextualmente, ubicuo, en sintonía con la cultura participativa y la autocomunicación de masas y en el cual convergen todos los media.
¿Cuáles son las posibilidades narrativas que ofrece el espacio multimedia e interactivo de internet? ¿Podrías mencionar algunos ejemplos, por favor? 
Las posibilidades son, sin duda, enormes y tentadoras para cualquiera que se dedique a la creación de contenidos. Si nos fijamos, por ejemplo, en el recurso de la interactividad que provee internet, podemos imaginar el extenso campo que se abre recorriendo el eje que va desde la experiencia vicaria que obtiene el lector de un relato hasta la experiencia directa que en el jugador provoca el videojuego; o recorriendo el eje que va desde la enunciación hasta la performance. Nos encontramos entonces con que aparecen fanfictions, twitteratura, blogs ficticios, escrituras colaborativas, wikis, itinerarios de conocimiento como los que propone Where is Shakespeare? o toda una serie de narrativas transmedia que tienen en internet un soporte espectacular que concentra distintos sistemas, lenguajes y medios. Un océano por explorar, con el que experimentar y divertirse.

¿Entonces, crees que el texto red acabará sustituyendo el texto convencional o convivirán los dos?
Creo que vamos tejiendo por medio del texto, nunca mejor dicho, un tapiz de significados, prácticas sociales y tecnologías que conforman nuestro mundo y, en ese proceso, no se trata tanto de desplazar y sustituir como de superponer, embeber, conectar e innovar. Por poner un ejemplo, las posibilidades interactivas que han traído las redes sociales nos han devuelto los recursos de la oralidad, como aquel de adaptar en tiempo real el mensaje a nuestro receptor o la comunicación muchos a muchos y la creación coral... quiero decir que, para bien o para mal, la sociedad desarrollada se encuentra definiendo un texto que no es ni podrá ser el de la cultura del impreso, un texto que ya no puede ser soportado por la bella pero limitada superficie del papel.

Ya llevamos un par de décadas con internet y el libro de papel continúa existiendo y no parece que, a corto plazo, vaya a ser sustituido por el libro electrónico. ¿A qué crees que se debe eso?
Se explica muy bien abriendo el foco del debate: el libro, ese artefacto que ha servido tan perfectamente a la información, al conocimiento y al arte durante siglos, no puede desaparecer; no hay medio más perfecto para leer una obra como El Quijote que el soporte para el que fue creado, preparado para una lectura rítmica y silenciosa, íntima, concentrada y reflexiva; al igual que no hubo mejor vehículo para los poemas de Homero que la voz del aedo. El debate se rompe cuando superamos la dicotomía libro (obra) / eBook o libro (soporte) / eReader y descubrimos que, simplemente, la tradición oral, la comunicación escrita y el libro de la cultura del impreso ya no articulan nuestra sociedad, ya no construyen nuestro mundo. Algunos tomarán esto como el fin de ese mismo mundo; otros verán en ello su salvación. En posiciones intermedias, podemos constatar que, a fecha de hoy, la información analógica almacenada en el globo se estima en torno al 2 % y cae de manera vertiginosa.
¿Cuál ha sido la postura de las editoriales ante internet?
En su mayoría, la de ver en internet un medio para la distribución de sus ejemplares de libros físicos o electrónicos; también la de un canal para la comunicación y promoción de los mismos. Poco a poco, con la llegada de los primeros experimentos transmedia, internet aparece también como un medio que puede articular narraciones y contar historias y, de hecho, hay estudios que reflejan el interés de las editoriales por dar salida a sus contenidos relacionándolos con propuestas digitales, pero existe tanta incertidumbre aún con la viabilidad económica de esas iniciativas que habrá que esperar un poco más aún a que la nueva economía cale en un sector tan poco dado a la innovación como el editorial. Grandes grupos multimedia y pequeñas editoriales independientes irán marcando el camino.
¿Podrías explicar un poco a qué te refieres con «la adquisición de conocimiento por medio del juego y el viaje»?
Lo intentaré: hay un aprendizaje, el del conocimiento tácito, que se adquiere fuera de las instituciones académicas, en el transcurso de las experiencias vitales de cada uno y que no es premeditado sino informal e inesperado, obtenido entre pares y que no responde a propósitos prediseñados. Ese tipo de aprendizaje se intensifica en el recorrido de un viaje por los propios retos y vicisitudes que el mismo concentra en un determinado periodo de tiempo, intensificándose más aún si el destino es incierto y no llevamos cartas de navegación. Where is Shakespeare? propone un escenario similar al de un viaje en la red, de hecho, todo comienza en un mapa y se sirve del planteamiento de retos para hacer avanzar al internauta de uno a otro nodo del itinerario que, a priori, es tan desconocido para él como los conocimientos que le irán saliendo al paso.
¿No se corre el riesgo de banalizar la cultura si mezclamos juego con literatura?
Creo que el juego, o los recursos, dinámicas y sistemas de los juegos, lo que conocemos por gamification, va a ser en breve el gran catalizador del comercio, la productividad y la educación; será cuestión de tiempo e imaginación que lo sean también del arte y la literatura, pero no para banalizarla, sino como en aquellos otros ámbitos, para aportar soluciones. Por otra parte, tanto uno como otro proponen vivencias narrativas y, como comentábamos antes con relación a las posibilidades de internet, podemos encontrar propuestas híbridas, a medio camino del juego y el relato literario que, seguramente, ya no sean ni una cosa ni otra pero que seguirán ofreciendo experiencias plenas de significados.
Una última pregunta: ¿por qué decidiste estudiar el máster SIC en la UOC? 
Porque siempre me ha atraído la parte explícita del conocimiento, aquella que responde al saber-qué y al saber-por-qué. Tanto el contenido del máster como la dinámica de aprendizaje de la universidad, que conocí por la licenciatura de Humanidades, se adaptan de la mejor manera, tanto a mis intereses de desarrollo profesional como a los condicionantes personales de alguien con familia, trabajo e inquietudes. La UOC me permite una variedad de conexiones con disciplinas y saberes que, de otra manera, me sería muy difícil satisfacer.

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