Cuatro en un cuadro de Hopper


Night Hawks fue pintado por Edward Hopper en 1942. Pero olvidémos que es un cuadro, os propongo un juego. Elegid un personaje de los cuatro pintados; démosle voz, escribamos lo que piensa o comenta con los demás personajes que, a su vez, podrán cobrar vida a manos de otros lectores del blog. La única regla es que, una vez alguien haya acogido a uno de los personajes, este ya no puede ser elegido por nadie más y será representado siempre por la misma persona...

Para facilitar la tarea, sus nombres, de izquierda a derecha: Sr. Otto Hall, Sr. William Hooke, Señorita Natalie Garner y Sr. Steven Saunders.

Perdido en el rumor de las espirales

Ha sido el azar, qué sé yo; grabé este dvd con toda la música que podía contener con el fin de transportar a casa parte de lo que tenía en el trabajo. Las pistas estaban ordenadas por orden de inclusión en la biblioteca y fui entresacando, quitando y poniendo aquellas que me parecían imprescindibles hasta ocupar completamente el disco.

La primera vez que lo puse, acompañando las lecturas infantiles de las nenas, noté lo acertadamente, y por casualidad, que se enlazaban los temas de Paquito D'Rivera con los de Herbie Hancock; como el Round Migdnight de Bobby McFerrin introducía deliciosamente cuatro temas de Bebo Valdes y Federico Britos, para ascender tras ellos al ecléctico Tangos de Garraf de Chano Domínguez...

La segunda vez, tuvieron que llamarme la atención para hacerme volver a ese desdibujado mundo donde los compases circulares de Wim Mertens no dialogan con el flamenco de Morente, donde el piano de Thelonious Monk no suena a vital y eterno.

Hoy, he decidido ya quedarme aquí; entre el rumor de las espirales que provocan la voz de Adele y la viola de gamba de Savall; esperando, mientras escucho a Paco de Lucía, que cuando la guitarra calle, Wynton Marsalis rasgue el cielo y aparezca el Saudade de Cesarea Evora acompañando a Radio Head. Y así, adivinando en cada tema la sucesión de los que le seguirán y los que le precedieron, recorro un círculo perfecto.

Cotrabajo, coworking

Hemos amplificado nuestras posibilidades de conexión con los otros a niveles que aún no podemos analizar con perspectiva. Si a esto le unimos que la inmersión en la tecnología demanda cada vez más de una cualificación multidisciplinar y especializada al mismo tiempo, casi imposible de asumir por una sola persona, resulta entonces lógico que la cultura del proyecto pueda y deba ya desarrollarse a través de equipos de trabajo que se dimensionan y unen según los casos y la solución propuesta.

Además, hay un matiz de sostenibilidad y ahorro interesante: compartamos espacio de trabajo, aquí y en cualquier parte del mundo, compartamos recursos y creemos sinérgias, herramientas y, sobre todo, conocimiento. Y hagámoslo sin comprometer mucho nuestra autonomía individual.

Son primerísimas impresiones de un leve contacto con el fenómeno del coworking. Me atrae y, por la velocidad con la que nuevos espacios y propuestas afloran en las ciudades, creo que pronto será una alternativa al modo de trabajar al que estamos acostumbrados. En el fondo, supongo que es cambiar del clásico "yo gano por medio de lo que pueda arrebatarte, te deje a ti como te deje" a "ganando todos, yo salgo ganando"; esta idea que parece tan lógica, aplicada en política, no suele entenderse tan fácil.
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